Buenos días, amores míos!
Antes de nada, recordaros que estoy de sorteazo aquí!
Ya sabéis que últimamente estoy en una época de cambios en todos los ámbitos de mi vida: he dejado de fumar, me estoy cuidando mucho más, hago deporte, he dejado la píldora y... estoy usando la copa menstrual.
Se ha hablado un montón sobre esta relativa novedad en el mundo de la higiene femenina, así que yo vengo a hablaros desde mi propia experiencia para resolver dudas y aclarar varias cosas.
Empiezo contándoos mis antecedentes, como siempre. Me bajó la regla por primera vez con 10 añitos y desde entonces es mi suplicio mensual. Los primeros años me dolía un montón y sangraba como un cochinillo, jaja. Era súper irregular y me duraba un montón, entre 6 y 7 días. Empecé a tomar la píldora y se me reguló mucho, sangraba menos, me dolía menos y duraba de 3 a 4 días... una maravilla! Tras 4 años de uso, uno de los efectos de la pastillita en mi cuerpo serrano (como os conté aquí) fue la vuelta a mis años horribles en lo que al mundo menstrual se refiere. Es decir, otra vez me dura un montón, sangro bastante y me duele como para desear arrancarme los ovarios de cuajo. Bien, dicho esto, aclaro que no tengo ovarios poliquísticos y que todo está en orden en mi interior.
Siempre he usado compresas o tampones, pero el dinero invertido en ello a lo largo de los años y el tener que cambiarme cada 3 horas hicieron que, cuando me hablaron de una maravilla en forma de copa menstrual, me decidiera a probarla.
Peeeeero... como diría Jack... vayamos por partes!